El uso prolongado de las lámparas y mesas quirúrgicas del salón de operaciones del hospital general universitario Vladimir Ilich Lenin, propició que varias de ellas quedaran inhabilitadas por desperfectos o roturas.
Esta situación se transformó notoriamente gracias al trabajo de un colectivo de artesanos de la filial del Fondo Cubano de Bienes Culturales de Holguín, encabezados por Gerardo Fruto.
Gerardo explicó que además de devolverle la funcionalidad a las seis lámparas quirúrgicas, las acciones incluyeron la reparación de la totalidad del falso techo y las luminarias, la pintura de las paredes, la rehabilitación del sistema hidráulico de las cuatro mesas y la creación de colchones con sus lonas para lograr una mejor higienización.
De esa manera contribuyeron a la mejoría de las condiciones de trabajo del personal médico y a elevar la calidad de la atención a los pacientes, así como a la necesaria sustitución de importaciones, ahorrándole al país un monto considerable, puesto que el precio estimado de cada lámpara quirúrgica en el mercado internacional es de 3 mil euros y asciende a más de 5 mil dólares en el caso de las mesas.
La licenciada en enfermería Dalicia Acosta, jefa del salón de operaciones de la institución, agradeció la calidad del mantenimiento y destacó que “esta restauración posibilita que las mesas ahora den todas las posiciones y los pacientes sufran menos. Además, la recuperación de todos los bombillos facilita que los médicos tengan una mejor visualización de la zona donde harán la incisión”.
La labor de los artesanos holguineros, que se extenderá a la sala de quemado del centro insigne de la salud holguinera, constituye una muestra fehaciente de cuánto se puede hacer cuando humanismo y tesón van de la mano.