Lo indocubano en la síntesis de nuestra identidad 

Publicado el Categorías Casa de Iberoamérica, Cultura, De nuestra cultura, Desde el Oriente, Holguín, Museo Provincial "La Periquera", Noticias, Patrimonio, Rafael Freyre

Por Erian Peña Pupo

Foto del autor y Ernesto Herrera

La jornada inicial del I Taller de Indigeneidad en el Oriente Cubano, que dedicado a la presencia del legado indocubano en la cultura nacional realizan en Holguín la Casa de Iberoamérica y la Oficina del Conservador de la Ciudad de Baracoa, en Guantánamo, incluyó las sesiones teóricas desarrolladas en el Salón Solemne del Museo Provincial La Periquera.

Desde la Oficina del Historiador de la ciudad de Santiago de Cuba, Juan Manuel Cordero abordó en su texto “La supervivencia indocubana en el oriente”, las diferentes investigaciones y enfoques que, desde la historia y otras ramas, se han realizado en los últimos años en las diferentes provincias que componen la geografía oriental de nuestro país. 

Mientras que Juan Carlos abordó la revitalización de tradiciones taínas en el Centro Cultural Comunitario Huellas del Batey, sede del Proyecto Sociocultural Comunitario Ángel Augier, en el municipio holguinero de Rafael Freyre. “Cuando en 2002 dejó de moler el central Santa Lucía sobrevino un vacío en las costumbres y tradiciones de este pueblo. Después se impuso un nuevo renglón económico, el turismo, y con él una fuerte penetración de culturas foráneas que desplazan muchas de las tradiciones autóctonas de este pueblo de origen campesino, con fuerte representación de los componentes taínos, africanos y españoles”, comenta Juan Carlos. Por eso nace el proyecto, el 11 de enero del 2017, para revitalizar las tradiciones y costumbres culturales del freyrense y rescatar elementos importantes del patrimonio cultural de la localidad desde el trabajo social y cultural.

Huellas del Batey –que recibió el Premio Memoria Nuestra en la categoría de proyectos en la XXIV Romerías de Mayo, entre otros reconocimientos provinciales y nacionales– potencia tres elementos de la cultura de nuestros primeros habitantes, recalca Juan Carlos: el ajiaco taíno, que se sirve acompañado de casabe, el tabaco silvestre que crece en la zona de Carenero, y la exposición y conservación de elementos de la arqueología aborigen de la zona. 

Hacemos el ajiaco taíno, nos dice Juan Carlos, utilizando los ingredientes de nuestros aborígenes que menciona Fray Bartolomé de las Casas en sus Crónicas de Indias y como aparece en el libro Léxico de la cultura popular tradicional: aves como la paloma y la torcaza, el pescado, las viandas criollas, ají… conforman un plato que después se unió con el cocido y la olla podrida y dio nacimiento al ajiaco criollo y a nuestra tradicional caldosa. Aquí se confirma la escencia “transculturizada” de nuestra cultura y aquel “ajiaco” identitario que Don Fernando Ortiz preconizara como síntesis metafórica de nuestra nacionalidad.